domingo, 18 de noviembre de 2007

Ahora, adiós a la desconcentración!!



Como he mencionado anteriormente, siempre que debo sentarme ante el pc para hacer un trabajo termino por hacer cualquier cosa, menos algo relacionado con mi primer objetivo, como si esperara un milagro o una iluminación divina que me prenda la ampolleta o la conciencia.
El asunto es que el milagro ocurrió.
Sí, por fiiiin!!!!!!!
Según mi expriencia y lo observado, la música es un factor importantísimo en la vida diaria de cada persona, que puede influir desde el ánimo que tengamos el resto del día hasta la manera de enfrentar cada mañana el atochado metro y las viejas estrelleras. Por algo, tanta gente con mp3, mp4 i-pod o lo que suene... el asunto es que mientras esquivaba mis obligaciones de fin de semestre (y de carrera, por cierto) llegué al milagro: una página que puedes seleccionar el tipo de música que desees escuchar (desde jazz, pasando por rock y hasta electrónica), aparte de la década (desde antes de los '50 hasta lo màs actual) y el ambiente: Si prefieres algo para bailar, para tener más con energìa o, como en mi caso, algo que sirva para concentrarse y crear el ambiente ideal para el estudio y la inspiración ¡genial!

A ver si les ayuda en algo o simplemente les gusta.
La página es la siguiente:

http://www.musicovery.com/

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Necesito mi desahogo ... ¡ya!


En aquella fiesta, medité, mi tema nuevamente era recordar a cierto personaje, hablar de sus costumbres, burlarme, criticar, opinar y ponerme al tanto de su vida actual. Cuando me cansé de escuchar reflexiones ajenas, busqué con quien más hablar y nuevamente salía el mismo tema: él."Tengo cosas interesantes para entablar una conversación amena. Mis temas no se pueden centrar en una sola persona", reflexioné. Me sentí en un punto que bordeaba lo ridículo y lo latera, sin embargo, me hizo sentir bien la sensación de reconocer mi falta y estar cansada de la misma mierda.
Comprendí que la solución era marcar un teléfono y concertar una cita.

Como la curiosidad mató al gato, logicamente mi cita tuvo fecha, aunque acepto que recién después de dos días y un único intento que en un comienzo olía más a fracaso... por decirlo de alguna manera.

El día de la cita preparé desde temprano mi vestido más lindo, mi cabello para que luciese más brilloso, mi cara más reluciente, mis uñas más femeninas y mi piel más caribeña. Por dentro, pensaba y meditaba una a una cada palabra que debía salir de mis labios, mientras mi estómago apretado a penas permitía la cabida a mis entrañas y mis piernas con el pasar de los minutos se transformaban en dos gelatinas tiritantes.
Manejé mi auto por un camino que pese al tiempo no olvidé y que, si bien olvidaba detalles, seguía sabiendo de memoria. Sin embargo, algo era extraño. Cuando subí por las escaleras sentí que mi corazón palpitaba por todo mi cuerpo, con mayor fuerza en mi pecho y oídos, y el control de mis extremidades ya no dependía de mí. Respiré profundo, me persigné y toqué el timbre.
Al abrirse la puerta saludé lejana y educadamente, miré mi alrededor y dije, aturdidamente, "uyy que está cambiado todo". Naturalmente, no hubo respuesta. Después de un momento, ya en esas cuatro paredes cargadas de recuerdos cellados me senté para esperar mi turno. Cuando quedamos solos, comencé por advertir que era yo quien acordó la cita y, por ello, tenía derecho a hablar sin interrupciones.
Luego de eso comencé: "Ha pasado más de un año y medio desde que rompimos, desde que no hablamos, desde que no nos vemos y aún siento que tengo una espina, una herida que no permite cerrar este ciclo. No hablaré de la razón por la que rompimos, ni de la relación de años que tuvimos, si no que de todo lo que ocurrió después, del dolor que eso me provocó y de todo lo que tengo guardado que no tiene que ver con nuestro quiebre. Vengo a decirte todo lo que callé por ser dama, todo lo que me hirieron y lo poco que respetaron mi dolor. Un dolor tan grande que sólo me quedó la opción de cambiar todo el rumbo de mi vida para no saber más de ti ¿eso te dice algo? Te amé y no tienes conciencia de lo que se siente darme cuenta de que todos los años que estuvimos juntos no sirvieron para que me conocieras y apreciaras. Vengo a cerrar el ciclo que por todo esto no puedo cerrar y te diré muchas más razones ..." Y así eché fuera todo lo que había intentado callar, todo el rencor que guardé tras una relación que terminó sin palabras ni razones y que el dolor de la pérdida se juntaba con el de las calumnias y unas cuantas cosas más.
Cuando me pedió disculpas sentí una pequeña calma que aumentó cuando su cara demostró tristeza. Cuando advertí que él reconocía a su cobardía como la que no le permitía decir todo lo que por su parte callaba, sin pensar lo interrumpí antes de que la gallardía le permitiese continuar. "Vengo a cerrar ciclos", reiteré.
Quién habría pensado que terminaría por fumar un cigarrillo con el ser que había sido el tema central de tan tediosas conversaciones, el mismo que amé, odié, añoré, necesité...Aunque el pucho fuese de pretexto para terminar hablando algo más liviano.
Antes de que llegará el silencio que dejara en claro que ya no había de qué más hablar, decidí anunciar mi partida. Antes de cerrar la puerta dije "fuiste el gran amor de mi vida".
El camino de vuelta dejaba en claro que el tiempo no había pasado en vano y que junto con mis palabras se había ido mi rencor que duró por tanto tiempo. Recordé nuestra conversación y comprendí que por fin con certeza podía sentir que ya lo había dejado de amar y que no había otra cosa que cariño. Quité mi angustia al darme cuenta que todo lo que dije me importaba más que lo mencionado por él y que su cama ya no tenía poder en mí ¡alivio!. Respiré profundo y el nudo que tenía en mi garganta desapareció con las lágrimas que brotaron por una mezcla de felicidad, alivio y una extraña pena... quizás por todo lo ocurrido.
Como si lo hubiera planeado, mis conversaciones dejaron de ser monótonas... de hecho nunca más hablé de él. Obvio, dejé de tirar pura mierda.
Por fin, una etapa superada... todo lo que necesitana era "esa" conversación.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Tipos de hombres...


Misteriosamente cuando debo hacer un trabajo termino haciendo el aseo, pegando lo que hace un año se despego, sacándole el brillo a un espejo o, en el mejor de los casos, frente al pc haciendo un intento de trabajo y terminar por escribir alguna idea loca que se viene a mi cabeza (recuerdo un capítulo de Bob Esponja, jajaja). Está claro que en este preciso momento ocurre la última mencionada.

Luego de leer sobre sentimientos, celos, aventuras, moda, tarot y cosas por el estilo, terminé por poner la frase “tipos de hombres” en Google.

Encontré diversos nombres para cada tipo, así como también números en que los clasificaban, desde dos a veintisiete tipos (muchos para algo medio ¿básico?)

Obvio no tuve la paciencia de leerlos todos, pero creo haber sacado algo después de haber leído unos cuantos y es que muchos tienen algo que sobresale, mezclado con los del “otro tipo”, es decir, clasificarlos a secas no se puede.

Rectifiqué una vez más que el afán eterno de cambiarlos siempre fracasará, que el príncipe azul no existe y que si no deseamos sufrir demás debemos AVISPARNOS (o ser observadoras y objetivas) y darnos cuenta de que el que es ( en un comienzo) un increíble, adorable, amable, sexy, inteligente, apasionado, detallista, fiel, coqueto, simpático e insinuante hombre que hace sentirnos únicas, que comparte nuestros gustos, que nos hace flotar con sus palabras y el que es simplemente “perfecto”, justamente “ese” es el que NO existe, porque tarde o temprano esperará atraparnos para cambiar (y eso según los artículos, no yo). Aparte, muchas de las veces esos son los encantos que creemos o queremos ver.

Lo mejor? Sencillo. No soñar. Dejar el príncipe azul para cuentos infantiles, teleseries y novelas rosa y aceptar los defectos “aceptables”, mal que mal siendo príncipes o mendigos son encantadores y, personalmente, me han fascinado toda mi vida.

Por si les interesa, uno de los artículos que me pareció mejor AQUI

domingo, 30 de septiembre de 2007

Sin sinlencios




Con el tiempo me he dado cuenta que contar nuestras historias, pequeños pecados, gustos lujuriosos, fantasías exóticas y narraciones varias, sea a quien sea, es la entrega de una arma que podría llegar a ser letal. Y no es que sea un trauma andante, simplemente el receptor no llena una ficha que asegure su integridad, madurez y un sin fin de características que no vemos al momento de contar cualquier cosa. Como consecuencia unos cuantos puchos "mata ansiedad" y risas nerviosas para ahogar, en ese momento, mi intrínseca indiscreción, evitando así contar muchas de mis historias y parte de mis pensamientos. Sí, quizás suene extremo, pero prefiero callar cuando muero por contar algo (propias experiencias) frente a personas que no me den seguridad y como lo mío es la intrínseca indiscreción, he llenado mi computador de desahogos. De ahí ha nacido el deseo de compartir con desconocidos parte de mí... sin silencios.
Veremos que resulta de esto y demos pie a la bienvenida.

Bienvenidos a sinsilencios,
caprichos míos y suyos